Revista Colegio

Las mejores propuestas educativas

Crónicas del proceso de integración escolar



COMPARTÍ EN REDES SOCIALES

Capítulo 2: Del dicho al hecho….

¿Desde dónde partimos como institución para que comience el acompañamiento de un alumno dentro del proceso de integración?

Como mencionamos en otra oportunidad, lo primero es considerar que es un trabajo interdisciplinario, un trabajo conjunto basado en la retroalimentación entre familia, equipo externo y escuela. En donde el intercambio es el eje fundamental.

Otro aspecto es contar con un equipo de trabajo encargado del seguimiento de dicho proceso: EOE, psicopedagoga, psicólogos institucionales… En la forma que se presente.

Por otro lado, tener en claro que si vamos a acompañar procesos de inclusión requerimos que los profesionales tratantes que conocen la trayectoria del alumno, nos orienten sobre las necesidades específicas de esa persona. Considero que es fundamental tener la información plasmada en un informe profesional y contar siempre con la posibilidad del intercambio para proyectar el armado del dispositivo y poniendo en común las estrategias de trabajo que se pueden implementar.

Luego, viene la experiencia sobre lo que va surgiendo y las configuraciones que vamos haciendo con la flexibilidad que este camino nos propone.

El armado de cada encuadre de trabajo tiene que ver con las necesidades específicas de cada alumno/a. Hay quienes requieren la implementación de un docente integrador (APND), quienes no, quienes necesitan adecuaciones curriculares y otros de acceso al contenido.

Las adecuaciones curriculares apuntan al ajuste y modificación sobre la propuesta educativa realizada exclusivamente para ese alumno a partir de sus posibilidades. A diferencia de las configuraciones de acceso, que son ajustes y modificaciones sobre la propuesta educativa planteada.

La flexibilidad sobre el encuadre también es una herramienta fundamental, dado que podemos arrancar de cierta forma y luego con la experiencia vamos modificando la manera de trabajar. Por ejemplo, uno plantea adecuaciones curriculares con un dispositivo de docente integrador para todas las asignaturas, pero luego sobre la marcha, notamos que en matemática no necesita de esa figura presencial, sino simplemente que el docente de clase le brinde unas simples adecuaciones de acceso sin modificación del contenido. Así vamos logrando el objetivo de todo proceso de inclusión: acceder a mayores niveles de autonomía.

Otro de los tantos ejemplos que se me ocurren, es la necesidad de un integrador que solo oficie de referente, que ni siquiera esté dentro de las clases, ya que con simples adecuaciones de acceso previamente acordadas, pueda hacer un recorrido autónomo dentro del aula.

Las posibilidades de cómo acompañar son infinitas y depende del seguimiento a conciencia y la detección de las necesidades reales de cada persona.

Todos debemos saber que es un ir y venir constante, ya que trabajamos con personas y las circunstancias que atraviesan en su vida afectan en cada aspecto de ella.

Estar atentos a esos recorridos, compartir la información de lo que sucede, la transparencia y la confianza, podríamos mencionar como el ingrediente fundamental en este camino…

Flor Alegre

Lic. en Psicopedagogía


COMPARTÍ EN REDES SOCIALES