El martes 3 de octubre, invitados por EPEA, tuvimos el placer de escuchar al catalán Boris Mir, reconocido consultor educativo y Director de Formación del Programa Angeleta Ferrer (Barcelona), en las instalaciones de la Asociación de las Escuelas Lincoln de la localidad de La Lucila.
Boris Mir es Licenciado en historia del arte y un reconocido consultor que acompaña a las profesionales de la educación y a las instituciones a innovar. Tuvimos el placer conocerlo personalmente y de visitar la escuela Les Vinyes en 2018 junto a la delegación de EPEA y también de escucharlo en formato online en el último Encuentro Federal de Coordiep. En el auditorio de la Asociación Escuelas Lincoln fue presentado por Marta Cordo, asesora pedagógica de EPEA y entre los párrafos más salientes de su exposición podemos enumerar:
“No me defino como un académico, sino que me defino como una persona pragmática, un verdadero activista -si la palabra no les asusta- (risas), me encanta hacer… estoy formando profesores, acompañando a los chicos que es lo que más me entusiasma”.
“Hagamos un paralelo, el modelo tradicional de educación es complejo, funciona por sistema, por creencias arraigadas, digamos que todos saben jugarlo, es como el fútbol… pero la nueva educación es otro deporte, por más que se juegue con un balón, es otro deporte y este deporte se está practicando en los colegios más avanzados”.
“Nos gusta trabajar por proyectos, ya sean STEAM o proyectos humanísticos, el resto del tiempo se trabaja en las que llamamos “instrumentales” que son por ejemplo matemáticas, lenguaje, es decir aquellas que vamos a necesitar para los proyectos, también es muy importante la personalización y los ambientes, los espacios de trabajo. Todos los espacios colaboran con los aprendizajes ya partir de los 10 años nos centramos en proyectos e investigaciones. Mezclamos edades en algunas etapas y hay rincones especializados por ejemplo “el rincón del lenguaje”, “el rincón del arte o de la ciencia”. Trabajamos en grupos, la mayoría de cuatro chicos, trabajando fundamentalmente en proyectos, cada chico tiene su ordenador individual que provee la escuela que es estatal, tanto en Les Vinyes como en Angeleta Ferrer. También nos gusta trazar un itinerario para que cada familia sepa cómo avanza cada alumno en los aprendizajes, ya que no tenemos asignaturas ni evaluaciones numéricas. Creo que este no es un modelo sino un ejemplo de un colegio donde perfectamente se puede “jugar al básquet” en vez de jugar como siempre al fútbol”.
“Las personas fluyen si interactúan entre ellas, cualquier ruido en el sistema afecta a todo el sistema, porque es complejo. Educar no es un proceso mecánico, e implica una gran complejidad. Por eso digo que son dos deportes diferentes. Los padres y los chicos se acostumbran a los números, a las asignaturas, al control… y cuando decimos ‘nosotros no controlamos a los chicos porque cambiamos la metodología…’ no es mejorar el juego que jugamos siempre, es directamente otro juego. Por eso digo que el cambio educativo no es complicado, es complejo, que no es lo mismo e implica un cambio cultural”.
“Gestionar tiene que ver con ejecutar correctamente, con saber procesar. La base que permite gobernar con eficiencia la gestión de un centro educativo es la buena ejecución y la excelencia en la repetición. Es importante contar con buenas instrucciones o guías como herramientas de gestión. La comunicación eficaz es clave en la organización. Un colegio sin gestión no funciona, se queda sin luz, sin internet, etc., pero eso no es lo único a lo que hay que atender, porque pasan cosas en el día a día, como pasó la pandemia, por eso es importante mejorar y eso implica perfeccionar. Los procesos se pueden mejorar, los proyectos se pueden mejorar, calcular mejor el tiempo, las evaluaciones, etc. Pero mejorando el “fútbol” no podremos jugar otro deporte. ¿Cómo saltamos de la clase magistral a una propuesta centrada en el estudiante y basada en su participación? No se puede pasar jugando al mismo deporte de siempre. Hay planificar, formar los profesionales y saber qué queremos y a dónde vamos. Innovar es experimentar, es hacer algo sin saber exactamente si va a funcionar, es asumir ese riesgo. Estamos tratando de hacer algo nuevo, que no hicimos antes. ¿Y entonces para qué lo hacemos? Porque es necesario, porque necesitamos en educación otra cosa. Lo más relevante es darnos cuenta si aprendemos a aprender. Estamos gestionando, estamos mejorando, pero ¿estamos innovando? No existe la receta perfecta. El verdadero peligro no está en no innovar, sino en no estar dispuesto a la mejora. Sino mejoran los colegios están perdidos. Innovar no es improvisar, es prototipar, es una hoja de ruta nueva”.
“Hay mucha bibliografía disponible que apoyan los procesos de innovación, pero cuidado no necesariamente estos procesos te conducen a un resultado innovador. Ahora bien ¿cuál sería el pecado de copiar aquellos procesos que tienen resultados positivos? Pues ninguno, copien lo que funciona y adapten a su comunidad e institución esos procesos”.
“Es verdad que en Europa la educación pública tiene una fuerte inversión de presupuesto y eso obviamente colabora con los procesos de capacitación e innovación. El propósito de nuestra escuela es lograr el aprendizaje competencial para una vida plena y digna para todos. Enseñamos para que las personas sean competentes y capaces de tomar sus propias decisiones en su vida. Eso es un cambio fundacional, es capacitarnos para una vida plena con igualdad de oportunidades. Proponemos un aprendizaje competencial, globalizado y personalizado. No hay ningún pupitre individual en nuestros colegios, no hay pizarrones, no hay clases tradicionales sino trabajos por proyectos. Los chicos no trabajan para aprobar, sino para aprender. Es otro deporte”.
Para finalizar, hubo una serie de preguntas de los asistentes y sus mejores reflexiones fueron:
“Celebremos la diversidad de la nueva educación, con una formación del profesorado docente totalmente inmersiva y experiencial. Esta nueva educación es más inclusiva que la tradicional, más personalizada y más efectiva, porque no hay excelencia educativa sin inclusión”.
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