Revista Colegio

Las mejores propuestas educativas

Las Tecnopedagogías y el nuevo escenario pos pandemia



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Comenzó el ciclo lectivo 2022 y llegamos juntos a la edición N° 99 de la revista, 22 años de labor acompañando a las instituciones educativas. Dos motivos que merecen celebrarse. Por un lado, la vuelta a clases: cuidada, segura y presencial, con todo lo que hemos experimentado en pandemia, con la necesidad de la búsqueda de mejorar la calidad de los aprendizajes y, sobre todo, de la calidad de vida.
Han sido dos años muy duros. De restricciones, enfermedades y pérdidas, pero este 2022 aparece como el año del reencuentro y las oportunidades. Hemos experimentado nuestro poder de resiliencia y creemos que hay una gran oportunidad para la escuela y para los actores del sistema escolar de llegar a una mejor versión. Estos dos años de pandemia han sido importantes para revalorizar la alianza familia-escuela, para revisar los espacios educativos, para darle relevancia a las capacitaciones en coaching y en el manejo de las nuevas tecnologías, para entender que la gestión efectiva, así como la comunicación asertiva y el bienestar emocional resultaron basales a la hora de repensar la escuela de post pandemia.
Sin embargo hay un nuevo escenario de crisis, esta vez por el conflicto entre Ucrania y Rusia (no sabemos hasta dónde pueda llegar esta locura), que tiene angustiados a los chicos de edad escolar (reciben sin editar material atroz por TV o por redes sociales), en vilo a los líderes de occidente y en jaque a los precios de los derivados del petróleo. ¿Qué quiero decir con esto? Que hay un contexto permanente de incertidumbre con el cual las instituciones educativas deberán aprender a convivir si quieren ser exitosas en este siglo. Porque la crisis del Covid-19 no será la última a la que deberán enfrentarse. Entender el contexto y generar un ecosistema de bienestar le va a permitir a los actores del sistema educativo una plataforma de impulso para desarrollar su potencial.
En este nuevo escenario quisiera destacar la aparición de nuevas pedagogías digitales, también conocidas como tecnopedagogías y que podemos entender como un grupo de conceptos, prácticas y entrenamientos asociados a la innovación y al desarrollo en el área de la educación en la era digital.
Podemos definir a la tecnopedagogía como el proceso de analizar y gestionar el uso de las herramientas digitales de manera reflexiva para poder decidir cómo y cuándo usarlas, y sobre todo, ¡para qué usarlas! Implica transformar medios y herramientas digitales en recursos con fines didácticos y prestan atención al impacto que provocan en los aprendizajes.
Su enfoque técnico surge una vez que se decide cuál es el propósito de lo que queremos hacer y se analiza entonces cuál es la solución técnica para alcanzar los objetivos planteados pedagógicamente. Por eso enfatizo que la tecnopedagogía no es un problema técnico para los docentes o para las instituciones sino una cuestión pedagógica para la cual hay que tener claro el horizonte, la visión institucional de acuerdo a los nuevos paradigmas y desafíos que se les presentan a las nuevas generaciones y no estar mirando la realidad con anteojos modelo ´60.
Los aspectos pedagógicos y las teorías del aprendizaje funcionan como marcos flexibles de organización de las actividades didácticas y las podemos usar para identificar nuestros propósitos, en función de las actividades que se planifican para los alumnos. En la práctica no es otra cosa que aprendizaje centrado en el estudiante, en diseñar y desarrollar recursos y experiencias de acción y reflexión por los que pasarán y que les servirán como aprendizajes para su vida.
Si efectivamente entendemos las tecnopedagogías como una gran herramienta pedagógica (en esta edición podrán conocer las propuestas de Glifing, Matific y Science Bits) estamos abriendo posibilidad y reflexión sobre temas de recursos, experiencias y procesos de mejora en los aprendizajes en la era digital. A veces la escuela (como tecnología creada hace más de 300 años) olvida este detalle: hoy en día, sus alumnos son nativos digitales y las áreas donde se pueden desarrollar las pedagogías digitales se definen de acuerdo al foco del análisis teórico y la innovación pedagógica en sus múltiples modalidades: presencial, semipresencial, a distancia o autogestionada.
Para aquellos docentes y para aquellas instituciones que ya empatizaban (pre pandemia) con esta revolución tecnopedagógica no descubriremos nada nuevo, pero para aquellos que debieron conocerlas en la urgencia (¿por qué se trabaja más en la urgencia y no en lo importante?) entenderán que cada vez la tecnología irá ganando espacios en todos los ámbitos, sincrónicos y asincrónicos, tratando de satisfacer las necesidades de los alumnos, docentes, directivos que quieran transformar contextos para alcanzar mejores resultados en los aprendizajes y una calidad de vida mejor.
Pueden existir dentro de este debate, obviamente, detractores o aliados, pero lo real es que la revolución tecnológica ya llegó a la educación, con retraso, porque ya impactaba al mundo en todos los aspectos.
Para que las tecnopedagogías sigan siendo valoradas como aliadas de la educación y los docentes las experimenten con éxito, más allá de futuros escenarios inciertos que les impidan dar una clase en lo que hoy entendemos por aula, definitivamente los centros escolares y las instituciones de educación superior deben repensar sus prácticas como una estupenda oportunidad para resignificarse, para rediseñar sus metodologías y los espacios donde aplicarlas. Una oportunidad que nos permite formar equipos con miradas diversas, con destrezas diferentes, dinámicos y hasta más divertidos aprovechando al juego como motor de aprendizajes, con presentaciones multimediales que impacten y atrapen la atención de los estudiantes, infografías, podcast y apps gratuitas que están al alcance gratis con el apoyo de los dispositivos móviles.
Por favor, que este inicio de clases nos demuestre que no volveremos a las rutinas, a los paradigmas obsoletos y dejemos en evidencia que la pandemia nos ha servido para empoderarnos, para ser más reflexivos y más empáticos con el mundo que nos toca vivir.

MARCELO RIVERA

Director


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