¿Cómo podemos cambiar el paradigma del sedentarismo? ¿Cómo hacemos para transformarnos en una sociedad activa? Me parece que estas son las preguntas centrales que surgieron de este Congreso Argentino de Deporte, Educación Física y Salud.
Hay índices muy preocupantes de sedentarismo en Argentina y en la región. Algunos sociólogos estructuralistas piensan que dependemos de 3 estructuras que deberían coincidir para romper este paradigma de sedentarismo, pero otros pensadores hacen dialogar a las estructuras con la capacidad que tienen los sujetos de interacción y de cambiar dichas estructuras. Desde el punto de vista estructural podemos decir que para cambiar ese modelo paradigmático sedentario deberían actuar las estructuras gubernamentales, es decir, la municipal, provincial y nacional. Otra estructura es de carácter privada (instituciones con o sin fines de lucro) y, por último, tenemos las estructuras mixtas, por ejemplo, el ENARD, que asocia a la Secretaría de Deportes con el COA que, que de acuerdo a su nivel de actuación diseñan estrategias y generan proyectos de acuerdo a su nivel de actuación.
Sin dudas, deben existir estas políticas macro que impulsen la vida activa desde estas estructuras, pero también hay un componente central que complementa estas estructuras y que, a mi juicio, resulta decisivo: la decisión y estrategia personal. Si nosotros no decidimos como personas cambiar nuestro estilo de vida, el cambio no se va a producir. Y la clave de esa transformación es el liderazgo personal.
Haciendo una síntesis podemos decir que en el área del liderazgo tanto las organizaciones gubernamentales como las instituciones y asociaciones privadas, como también las mixtas, deben ejercer ese liderazgo para crear una cultura del cambio. En el área del liderazgo diré, sintéticamente, que inicialmente se estudiaban biotipos de liderazgo donde se ponía énfasis en los rasgos físicos, luego con el aporte de los psicólogos se estudiaron los rasgos de la personalidad, y luego sociólogos como Max Weber, que a principios del siglo XX desarrollaron las características del líder tradicional, el carismático y el burocrático legal. Hersey y Blanchard a fines de la década del ´60 nos hablaba de “liderazgo situacional”, y unos años después James Mac Gregor Burns aporta el concepto de liderazgo transformacional a fines de los ´70. Ya en este siglo, Daniel Goleman amplía y hace una buena síntesis de los tipos de liderazgo, destacando nuevas posibilidades: habla de “Líder Coercitivo”, el “Visionario”, el “Líder Coach”, el “Conciliador” que trata de acercar posiciones, el “Democrático” y un liderazgo a mi criterio fundamental, que es el líder “Ejemplarizante”, que se fundamenta en el ejemplo. No se puede liderar sin ser coherente en el pensar, decir y hacer, como dice mi hija Florencia que es socióloga: el “Liderazgo de huella”. Un buen líder debe dejar huella en su equipo, ayuda a que otro se desarrolle, debe estar orientado a dejar huellas positivas, caminos a seguir para el desarrollo de las personas y no marcas. Hay un gran trabajo que se hace desde las distintas comisiones del Comité Olímpico para el desarrollo del deporte inclusivo y seguro. No podemos dejar de mencionar la gran cantidad de casos de abuso y de maltrato que se han sucedido a lo largo del tiempo en el ámbito del deporte por lo que es importante trabajar mucho en este sentido y los avances son enormes, pero aún hay mucho por lograr y concientizar.
Durante el último tiempo comenzamos a investigar y profundizar para integrar los últimos aportes de la neurociencia con los conocimientos biológicos y sociológicos. Me pregunto entonces si no podemos pensar al deporte como insumo genuino para entender a otro tipo de liderazgo, para ver las mejores estrategias y acciones que nos conducen a un tipo de liderazgo deportivo con enfoque científico. ¿Qué sería un modelo de liderazgo deportivo? Lo definiría como un modelo de desarrollo personal, grupal y organizacional, sostenido en el avance de las investigaciones en el campo de la neurosociología, el neuroliderazgo y el deporte, como estrategia de acción y transferencia con el objetivo de impactar positivamente en la mejor versión de sí mismos trabajando con enfoque y evidencias científicas para vivir en una sociedad más saludable.
Entendemos entonces por liderazgo deportivo en la capacidad de llevar a las personas, equipos y organizaciones a su mejor versión. Mejores personas nos brindarán mejores equipos, mejores instituciones, mejores organizaciones, mejores sociedades, mejores países para un mundo mejor. Pero no se puede mejorar si no medimos, sino evaluamos el impacto que nuestro liderazgo tiene. Debemos tener criterios objetivos y subjetivos de medición que harán posible este desarrollo. Pero ¿qué es el desarrollo?
Hay dos cosas que se tienen que unir: conciencia y hábito. Por ejemplo, hay médicos que fuman y ellos saben perfectamente que fumar es perjudicial para la salud, el ejemplo es válido para argumentar que el conocimiento es necesario pero debe complementarse con crear una cultura de compromiso con el hábito, con una actitud hacia la transformación. Por lo tanto, lo que proponemos es crear una conciencia de compromiso con la actividad física y deportiva desde la primera infancia y que los docentes y las instituciones se comprometan con este fin. Tomamos el ejemplo de la tecnología y vemos que desde cada vez más temprana edad se le brindan a los niños y niñas medios, juegos y aparatos tecnológicos que crean una destreza particular que en realidad tiene como finalidad el consumo. Este es un tema clave en el desarrollo de las próximas generaciones porque hoy está comprobado que el uso indiscriminado de los dispositivos crea adicción y quisiera dejar claro la necesidad de tomar conciencia de esta problemática. Tenemos que recuperar el hábito en la temprana edad de generar espacios para el desarrollo de una cultura que mejore la calidad de vida y la salud de las personas.
Quiero proponer entonces el concepto de “calidad de vida” valorando la relevancia que tiene, en este momento, que las personas “se muevan”. No importa la etiqueta del concepto sino el contenido del mismo. Significa que las personas hagan actividad física, educación física como valor educativo, deporte recreativo, social y para todos. Eso nos permite categorizar 3 condiciones para una vida activa: A) Hacer deporte no solamente por el valor motriz sino por su valor emocional y social. Cuando más activa sea una familia mayor posibilidades de mejorar el clima emocional de la misma. B) Tomar como hábito un plan de entrenamiento, de acuerdo a las necesidades o posibilidades de la persona. C) Crear una cultura de movimiento y promover este mensaje.
El deporte tiene valores que nos permiten construir una pedagogía del desafío, que actúe como una búsqueda de la mejor versión de uno mismo. Implica un camino de búsqueda de la superación personal y combate al conformismo. Tenemos que promover un mensaje contracultural, creer en uno mismo implica la voluntad de mejorar. Panam Sports nos propone: buenos programas, buenos lugares para buenas personas, para ejercer un liderazgo que impacte positivamente en nuestra sociedad. Si la organización suma estos 3 pilares el cambio transformacional estará bien encaminado.
Somos embajadores para replicar un mensaje que genere una reacción en cadena que cambie nuestros hábitos y la cultura para que las próximas generaciones puedan vivir una vida con mayor calidad de vida, respetando las diferencias en un ambiente más saludable.
Carlos Marino
Presidente de la Comisión de Educación Deportiva y Academia Olímpica Argentina
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