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¿Cómo la IA puede contribuir para frenar el cambio climático?



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Inundaciones, sequías, incendios, deforestación, veranos muy calurosos jamás registrados en Europa durante este año y en Brasil en este mes de noviembre. Todos estos hechos son consecuencia del cambio climático que como todos sabemos se refiere a un cambio multidimensional que incluye las precipitaciones, la humedad, los vientos y la temperatura. Mientras que el calentamiento global es un cambio unidimensional que sólo incluye el aumento global de la temperatura causado por la presencia de los gases de efecto invernadero. Estos gases también llamados GEI son cuatro: metano (CH4), vapor de agua (H2O), monóxido de dinitrógeno (N2O) y dióxido de carbono (CO2) que en concentraciones moderadas permiten la vida en la Tierra. Pero desde el siglo XIX estos han crecido como resultado de las actividades humanas, desde la quema de combustibles fósiles, la falta de desarrollo de energías limpias y la contaminación ambiental en general.

Si hacemos un poco de historia esto se remonta a 1856 cuando una Eunice Newton Foote (1819-1888), fue la primera científica (norteamericana) en teorizar que pequeños aumentos en la concentración de CO2 en la atmósfera podrían provocar un aumento significativo de la temperatura de la Tierra.

Hoy estos fenómenos nos afectan a todos los seres vivos que habitamos este planeta, aunque creamos que no es tan así. Sin embargo, a partir de 1962 se intensificaron las investigaciones y la redacción de informes sobre el cuidado del ambiente como se puede ver en la línea de tiempo que está a continuación:

Leemos en las redes sociales y escuchamos en los medios de comunicación que todo es culpa del cambio climático y que tenemos que cumplir con el Acuerdo de París. Este es un tratado internacional legalmente vinculante que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 donde 194 partes (193 países más la Unión Europea) se comprometieron a:

  1. Reducir las emisiones de gases GEI para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a 2 °C y a incluso más de tan solo el 1,5 °C;
  • Revisar los compromisos acordados de los países cada cinco años;
  • Otorgar financiación a los países en desarrollo para que puedan lograr la mitigación y la adaptación que son dos acciones imprescindibles para frenar los impactos del cambio climático.

Todas estas acciones se vienen llevando a cabo no con el éxito que esperaríamos a través de 17 Objetivos llamados Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS):

Dado que a nivel global nos encontramos viviendo una situación de emergencia a consecuencia de la quema de combustibles fósiles, el uso inadecuado de recursos naturales, la contaminación y el calentamiento global, por lo que se ha hecho un llamado por parte de la UNESCO a la educación en el desarrollo sostenible, concientizando (Carranza et al., 2017; Obaya y Giammatteo, 2018).

Fue por esto que desde el año pasado vengo utilizando con las y los estudiantes de 4° año del nivel secundario del Colegio San Agustín el modelo de simulación En-ROADS, desarrollado por Climate Interactive y MIT Sloan Sustainability Initiative. Dicho modelo permite plantear distintos escenarios para frenar el cambio climático y no superar los 2°C.

Mis estudiantes se agruparon de a dos y de a tres con una notebook y la actividad que les propuse fue crear distintos escenarios con políticas de mitigación del cambio climático y presentarlos al finalizar las dos horas de clase. El espacio de trabajo fue el laboratorio de Química donde las alumnas y alumnos interactúan mejor ya que las mesas son redondas y el lugar es más grande que su aula. Luego proyectamos en el Smart board, las propuestas de cada grupo donde fundamentan cada una de las acciones que llevarían a cabo como si fueran especialistas de cambio climático.

En el desarrollo de proyectos para la enseñanza de la química resulta importante considerar la integración de los contenidos conceptuales, los procesos de búsqueda de conocimientos, incluyendo la experimentación y finalmente desarrollando las habilidades del estudiante de generar modelos y argumentación en la interpretación de los fenómenos naturales, incluyendo un debate socio-científico (Caamaño y Caamaño, 2018).

Sin embargo, para las ciencias experimentales, la limitante de los espacios (como laboratorios) y los tiempos de experimentación puede complicar el desarrollo de estos proyectos, siendo una alternativa el uso de simuladores y aplicaciones computacionales.

La IA es una herramienta para estudiar las posibles estrategias que ayuden a combatir el cambio climático. Con IA podemos comprender los patrones ambientales que observamos en los datos que recopilan los científicos.

Una de las grandes ventajas de la IA junto una big data depurada que provea la información correcta es la posibilidad de armar escenarios con diferentes variables de entrada y salida como trabajé con mis estudiantes y el simulador En Roads.

Hoy se pueden gestionar los sistemas ambientales a una escala y velocidad que antes hubiera sido imposible desde la deforestación, la extracción de agua, la sobrepesca, la caza furtiva hasta el cambio climático.

 

Este año trabajé con los chicos de 3°año con esta plataforma HumanIA (gratuita) donde les plantea una problemática ambiental y a través de diferentes acciones solucionar el caso. Realmente fue una actividad muy participativa donde pudieron darse cuenta que el cuidado del ambiente nos involucra a todas y todos; y que con alianzas desde todos los sectores es que podemos encontrar soluciones que beneficien a toda la sociedad.

Los gobiernos están literalmente duplicando la producción de combustibles fósiles, lo que implica el doble de problemas para las personas y el planeta”, afirmó António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas (8 de noviembre del 2023). “No podemos hacer frente a la catástrofe climática sin solucionar de raíz su principal causa: la dependencia de los combustibles fósiles. Se requieren compromisos creíbles para acelerar las energías renovables, eliminar progresivamente los combustibles fósiles e intensificar la eficiencia energética, al tiempo que se garantiza una transición justa y equitativa”.

Es por esto que con la IA y los simuladores tenemos una gran oportunidad en las aulas de trabajar con conciencia ambiental independientemente de la asignatura que enseñemos. No hay que ignorar que la IA llegó para quedarse y que las docentes tenemos que actualizarnos y capacitarnos para diseñar clases que tengan más que ver con la realidad de nuestras alumnas y alumnos. Sólo así conseguiremos tener un mundo más sostenible y resiliente donde las adversidades que se nos planteen sean una oportunidad para aprender.

Karina Maharbiz
linkedin.com/in/karina-v-maharbiz

Asesora ambiental. Docente de Química.
Especialista en Sustentabilidad y los ODS.
Diplomada en RSE y Cambio climático.


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