El Doctor en Física e investigador del CONICET Andrés Rieznik brindó una conferencia en el XVIII Encuentro Federal de COORDIEP, donde se refirió a la “Discalculia y las nuevas tecnologías del futuro”. Allí explicó la importancia de “intervenir en forma temprana” ante las dificultades del aprendizaje, entre otros valiosos aportes.
Andrés Rieznik, doctorado en física, investigador del CONICET y profesor en las universidades Di Tella y Favaloro, ha publicado decenas de artículos en publicaciones científicas. En su última ponencia en el Encuentro 2020 de COORDIEP, desarrollada para un auditorio virtual, nos dejó las siguientes reflexiones: “Quiero agradecerle una vez más a Coordiep por esta nueva invitación. Creo que necesitamos trazar muchos más puentes entre la investigación y la educación práctica, que está muy alejada de lo que ocurre en las escuelas. Quienes hacen la práctica saben hacia dónde va la educación mucho más que los investigadores.
La discalculia es una dificultad en el aprendizaje de la aritmética en particular. Son personas con un desarrollo cognitivo normal pero una dificultad con el aprendizaje para entender las relaciones entre los números. Tiene cierta analogía con la dislexia, que “es una dificultad con la lectura. De hecho, a la discalculia se la llamó muchas veces dislexia de números”.
El entender que la aritmética y los números son un dominio separado
de la comprensión del lenguaje y la lectoescritura es en sí todo un avance. La enorme cantidad de personas con las que me cruzo e incluso docentes y directivos en los colegios tienen una idea de que cuando uno aprende conceptos básicos de razonamiento y lectoescritura aprende automáticamente conceptos numéricos. Hoy en día sabemos que no es así, que son áreas separadas de la cognición. El hecho de que comprendamos que puede haber una dificultad específica en el aprendizaje de conceptos numéricos es fundamental y concientizar a la sociedad en general de que esto es así para que no haya estigmatizaciones ni falsas creencias.
La discalculia es la gran olvidada en la neuropsicología, ya que hubo enormes avances porque hubo una avalancha de descubrimientos en los últimos años en el área emocional, mindfulness, dislexia o lo que sucede en el cerebro autista, pero la discalculia parece un capítulo olvidado. En 2010 empezaron a aparecer artículos científicos sobre discalculia, pero es poco lo que se conoce, incluso por parte de docentes y directivos, ya que no se enseña en nuestros profesorados. Para mí el mejor libro sobre discalculia es el de Brian Butterworth: “Dyscalculia”, publicado en 2019 en Inglaterra, que es uno de los referentes mundiales, pero es muy poco el material comparado con los artículos disponibles sobre dislexia. La formación docente en este aspecto es por lo menos atrasadísima ya que además hay un gran desconocimiento.
Desde el nacimiento los seres humanos tenemos circuitos neuronales que nos proveen de ciertas intuiciones sobre los números que se ven incluso en el comportamiento de bebés neonatos. En Argentina creo que hay un desconocimiento muy grande y muchas personas se sienten angustiadas porque no saben lo que les pasa; sienten que hay un problema con su inteligencia general y sabemos que no es así. Tener conciencia sobre esto puede transformar profundamente la educación.
Entre el 5 y el 7% de los chicos en nuestras clases tiene algún problema específico de aprendizaje de conceptos numéricos. En una clase de 20 alumnos al menos uno puede tener este tipo de inconvenientes. Tanto varones como mujeres están igualmente impactados.
El otro libro recomendado es “El Cerebro Matemático”, de Stanislas Dehaene -2019- (Nobel de Neurociencias). Aquí podemos destacar:
“Hasta los 7 años la plasticidad del cerebro es máxima. Las evidencias científicas nos han demostrado que cuando comenzamos la intervención antes de los 6-7 años los resultados son rápidos y claramente visibles”. Esto quiere decir que si podemos intervenir antes de primer grado, incluso en jardín y detectar a algún chico que tiene dificultades en conceptos de aprendizajes numéricos podremos hacer intervenciones mucho más específicas; por eso la necesidad de detectarlos tempranamente para que la intervención sea óptima.
¿Qué más sabemos sobre la discalculia? ¿Qué aportes nos brindan las nuevas tecnologías? ¿Cómo podemos detectarla? Para saber más sobre la discalculia y contestar estos interrogantes, Andrés Rieznik hizo un repaso por su charla en COORDIEP 2018 cuando dio la charla Neurociencia del aprendizaje: el papel del asombro y la motivación. “Para responder estas preguntas desarrollé qué es lo que sabemos de los correlatos neuronales en el aprendizaje de la matemática. Para eso desarrollé ideas de dos grandes áreas del conocimiento: la psicología evolutiva y la genética del
comportamiento. Hay tres grandes conceptos que son: primero, el de módulo cerebral/mental. Durante la mayor parte del siglo 20 se creía que el cerebro era una esponja homogénea capaz de aprender cualquier cosa. Hoy sabemos que no es así. No es una tabla rasa. Viene fuertemente
estructurado desde el nacimiento. Existen módulos desde el nacimiento que sirven para, de alguna forma, poder guiar el comportamiento de bebés basados en conceptos numéricos. La parte del cerebro que se encarga de procesar números es la parte horizontal del surco intraparietal de los dos lados del cerebro. El cerebro de bebés ya está preparado para representar números.
El cerebro representa números de una manera muy especial. Existen
módulos específicos en particular para el concepto de número. Hay algunos trastornos del desarrollo y del aprendizaje nada más que para los números. Son de dominio específico. Si una persona tiene un daño cerebral en la parte del cerebro que representa números es probable que tenga un déficit muy específico con conceptos numéricos.
Hay una paradoja de por qué nuestro cerebro es tan bueno para algunas tareas y sin embargo no puede haber venido para eso. La respuesta a esta aparente paradoja de la lectoescritura es la dada por los otros dos conceptos sobre la neurociencia del aprendizaje: el primero es el de módulos cerebrales. Nuestro cerebro no es una tabla rasa. Viene con ciertos módulos específicos para aprendizajes específicos.
El segundo, el de la plasticidad. Nuestro cerebro es plástico y se modifica
con la educación y la cultura. Esta plasticidad permite el tercer concepto de la neurociencia del aprendizaje que es el reciclaje neuronal. La plasticidad permitió que ciertos circuitos se reconecten y se reciclen para una nueva tarea, la lectoescritura, por ejemplo. Se empiezan a cablear dos partes del cerebro, a formar las rutas neuronales entre la parte oxipital, que procesa imágenes visuales, y la parietal que procesa sonidos y el lenguaje y el significado de éste.
En Matemática hay dos partes del cerebro que se conectan cuando
empezamos a aprender en la escuela primaria: la que procesa números
(la parte horizontal de la corteza intraparietal) y la corteza prefrontal, asociada al esfuerzo mental. Ya a los 12 años hay chicos que pueden hacer cálculos mucho más rápido que otros.
El aprendizaje depende de la construcción de rutas microscópicas
que llevan tiempo y energía en formarse. Esto no va a cambiar en la educación. Seguirá siendo necesario para el aprendizaje. Esto es algo que todos tenemos en común. Según la Psicología Evolutiva, genes normales en condiciones normales se desarrollan de esta forma, generando un individuo particular con una estructura del cerebro que es más o menos la misma en todos los seres humanos.
Existen diferencias que tienen que ver con la genética y la biología. Es fundamental y han sido negadas lamentablemente en particular en países como Argentina, donde pareciera que uno no puede ni hablar de genética y aprendizaje.
Recomiendo el libro de Robert Plomín, “Genética y aprendizaje”, que estudia en qué medida hay variaciones y dificultades para el aprendizaje. El área que estudia esto es la Genética del Comportamiento. La activación de los genes en distintas partes del cuerpo es diferente según las células. Empezamos a trazar el puente entre el gen y el comportamiento. Muchos tienen miedo a estos descubrimientos, pero sirven para entender la realidad y darles herramientas a los chicos y puedan salir adelante a pesar de la mala suerte que pueden haber tenido en la lotería genética.
Lo que necesitamos con la dislexia y con la discalculia es desarrollar anteojos cognitivos que les permitan poder desarrollarse a la par de sus amigos y compañeros. Estamos seguros de que tenemos que cambiar la motivación y el estado mental de los chicos hacia el aprendizaje, con actividades lúdicas, recreativas y con modificaciones de estados mentales con intervenciones específicas que se han estudiado mucho en los últimos
años.
Hoy existen muchas herramientas que tienen que ver con la tecnología, con los celulares, con juegos para aprender matemática de forma más divertida. Creo que las nuevas tecnologías nos van a ayudar en otros sentidos.
Por otra parte, está todo el tema de las modificaciones de estados mentales, las investigaciones de Carol Dweck. Cuando los chicos tienen un estado mental de aprendizaje es mucho más fácil que puedan aprender, caracterizado como aquél en el cual se divierten aprendiendo sabiendo que se van a equivocar porque entienden que los errores son parte del aprendizaje. Transformar la motivación en educación a través del asombro, con cuestiones lúdicas y estados mentales de aprendizaje.
¿Cómo aplica todo a la matemática? En la matemática no debemos negar ni exagerar el papel de la biología. Existe un mito muy grande sobre supuestos genios matemáticos que hacen cosas que para cualquiera serían extraordinarias, pero lo hacen sin esfuerzo. Eso no existe. Si alguien hace algo extraordinario es porque hizo un esfuerzo extraordinario. No hay cerebro preparado para hacer matemática compleja sin esfuerzo, sin ejercitación, sin aprendizaje.
Muchas veces la principal dificultad en el aprendizaje de matemática o de cualquier cosa es cuando a la persona se le mete en la cabeza que no puede, que no nació para eso. Todo chico o chica que practica lo suficiente logra niveles de cálculo mental que para quien no conoce las técnicas parecen propias de un prodigio.
No ignoremos las diferencias entre los chicos y las chicas a la hora de aprender matemática y cualquier cosa. ¿Qué podemos hacer cuando detectamos que hay un chico con discalculia? Lo que tenemos que hacer es que el chico concientice el sentido de número.
Tiene que haber una formación de docentes que sepan detectar chicos en riesgo. Eso es fundamental, pero no se está haciendo. Está muy atrasada la currícula de muchos profesorados.
Formamos un grupo de estudiosos de la discalculia a nivel internacional
y en la última reunión hace unos meses mostramos diferentes herramientas para hacer un screaning. Uno lo que hace generalmente
es un pantallazo para ver si hay una dificultad general con los números y después se puede encaminar con un psicopedagogo, se necesita una evaluación neuropsicológica más completa, para ver si la dificultad es específica de matemática o va más allá.
Hay tres grandes pasos:
1- Que siempre tenemos que hacer los números visibles con material
concreto
2- Hacer una transición suave de lo concreto a lo abstracto
3- Es muy bueno usar andamiajes visuales (El apoyo visual es muy
importante para el aprendizaje específico por ejemplo de la matemática)
Los softwares van a ser fundamentales para ayudar a los chicos con dificultades en general pero no debemos caer en la fantasía de que elijan jugar a eso y no al Tetris o al Mario Bros. Servirán para dar apoyo a los docentes o a los chicos que prefieran tener el apoyo con las nuevas tecnologías. Esto va a incrementarse muchísimo en los próximos años. Hacia ahí va la educación: hacia utilizar computadoras, tablets y celulares en alianza con los docentes y además puede ser también con los padres.
Estamos implementando los tutoriales inteligentes: Es fundamental y servirá para chicos con discalculia como para chicos sin trastornos de aprendizaje. El software va a detectar qué dificultades específicas tiene y llevarlo a un camino de aprendizaje específico para ese alumno/alumna.
La discalculia es un capítulo olvidado en la educación. Es fundamental
formar maestros que puedan detectar señales de alarma y que luego sean diferenciados hacia un diagnóstico diferencial. Hoy en día aún estos diagnósticos se hacen a través de test estandarizados. Pero eso se va a transformar mucho con los avances en investigación apoyados por la tecnologías.
Creo que en un futuro habrá muchos más test estandarizados de
muy fácil aplicación incluso para padres y madres que puedan detectar
alguna dificultad específica. Vamos a ir más al test online y gratuito y hacia una personalización de enseñanza con las TICs y en unos 10 años por lo menos podremos detectar grupos de riesgo con test genéticos”.
Doctor en Física, investigador del CONICET y profesor de la
Universidad Torcuato Di Tella, donde, además, es integrante del
Laboratorio de Neurociencias. Publicó decenas de artículos en
revistas científicas sobre redes de comunicación y neuronales. Es
divulgador científico y participó en varios programas televisivos.
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