Revista Colegio

Las mejores propuestas educativas

Liderazgo en organizaciones educativas en tiempos de crisis



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El lunes 5 de julio Revista Colegio y Banco Supervielle realizaron un webinar gratuito sobre “Liderazgo en organizaciones educativas en tiempos de crisis”, en el que expusieron la experta en innovación educativa María Belén González Milbrandt, el economista Santiago Bulat y Marcelo Rivera, director de la revista, para repensar la escuela desde un nuevo modelo de liderazgo y gestión de tipo transformacional, en un contexto socioeconómico complejo.

El encuentro estuvo dirigido a directivos, directores, propietarios y representantes legales de escuelas privadas, profesionales que se encuentran desempeñándose en el área de gestión y administración de las organizaciones educativas, consultores, asociaciones de colegios privados.

Allí, los expertos analizaron la situación de contexto y cómo liderar una transformación eficiente e innovadora en tiempos de crisis. Se referirán a interrogantes como ¿Qué implica liderar desde la humildad del no-saber? ¿Por qué los directivos deben ponerse al servicio de los demás? ¿Cómo romper con el status quo y el “siempre se hizo así” , creencias que nos paralizan en un contexto donde hoy la regla es el cambio constante?

Tras la presentación de Mariano Otero, jefe de Propuesta de Valor y Desarrollo de Subsegmentos del Banco Supervielle,  quien se refirió a las propuestas de la institución para acompañar a los establecimientos educativos, comenzó la exposición de María Belén González Milbrandt, quien contextualizó el momento que estamos viviendo en materia educativa.

“Veníamos hablando de un mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) pero hoy por hoy se dice que estamos viviendo en un VUCA elevado a la covid-19, exponencial. Jamais Casio, investigador del Institute for the Future dice que hablamos hoy de un mundo BANI, bien frágil, quebradizo, ansioso, no lineal e incomprensible. Sugiere que muchos de los desajustes actuales terminan siendo desorientadores. Estos desajustes incrementan nuestro estrés porque ponen de manifiesto que las herramientas que teníamos ya no son útiles.

Los sistemas frágiles son sólidos hasta que dejan de serlo y se rompen en 1000 pedazos. Podemos pensar en el sistema tecnológico, cuando hay una falla, por ejemplo. Hablamos de ansiedad, definida como preocupación, miedo constante, intenso, ante situaciones de la vida cotidiana. Esto nos genera a todos una sensación de impotencia.

Cuando habla de no lineal hace referencia a pequeños hechos que pueden desencadenar grandes consecuencias de forma mundial. Es incomprensible. Vemos hechos que escapan a nuestra capacidad de entendimiento y cuando queremos obtener más información esto genera aún mayor confusión.

La escuela no escapa a este contexto; está inmersa en este mundo BANI. Durante esta pandemia todos hemos atravesado momentos así. Tenemos cambios en las reglas de juego. Vivimos con ansiedad extrema todos los actores del sistema educativo.

Dentro de este contexto cómo hacemos para co-crear una nueva forma de hacer escuela. ¿Qué tipo de líderes necesitan los centros educativos? Melina Furman decía que cuando baja la marea suele dejar en la arena pequeños tesoros. El año pasado yo le decía a Marcelo que me preocupaba que volvamos a la escuela como si nada hubiera pasado y que lo más importante era habilitarnos un espacio reflexivo, sentarnos a pensar todo lo que aprendimos.

Quiero que pensemos en el gran poder que tiene nuestro rol. Ken Robinson decía que para que una escuela sea extraordinaria hacen falta tres elementos: un educador y un educando pero además un directivo que no solo gestione y arbitre los recursos y medios para que suceda ese aprendizaje sino que también lidere con pasión e inspire al equipo.

Necesitamos escuelas extraordinarias, ágiles, que se puedan adecuar rápido a los cambios. Las que salieron fortalecidas de toda esta experiencia fueron aquellas adaptables, que se pudieron adecuar a los cambios. Me gustaría pensar en semillas de cambio. El aprendizaje y la innovación van de la mano. Todo aquello que veníamos haciendo nos resulta insuficiente. Una nueva forma de hacer escuela demanda un nuevo tipo de liderazgo. No más estructuras piramidales donde los docentes marcan tarjeta, donde cumplen directivas a partir de circulares y el rol es simplemente acatar la voluntad del directivo de turno. Es momento de pensar a la escuela como un verdadero ecosistema, flexible, interactivo, donde todos tengan roles que se interrelacionan con los demás. Es nuestra responsabilidad como directivos hacerlo crecer.

El nuevo líder debe sentir que es semilla de cambio, que nosotros somos el sistema que debemos cambiar. Pero tenemos que generar las condiciones para que esa tierra donde vamos a sembrar semillas sea fértil. Creo que hoy todas las escuelas estamos más fértiles porque hemos aprendido y es bueno habilitar esos espacios donde tener esa reflexión colectiva sobre lo aprendido y pasemos a un modelo de co-creación. En el ámbito escolar implica involucrar a todos los actores a innovar y dar respuestas los nuevos desafíos; involucrar a todos los equipos docentes; aportar experiencias, saberes, encontrarnos para debatir, consensuar. Como dice Francesco Tonucci, debemos también involucrar a los alumnos en la toma de decisiones. El dice que son el centro de la escuela y se tornan invisibles en un sistema que no los escucha. Escuela y familia somos pareja de baile y debemos bailar al ritmo del interés de las característica de nuestros alumnos.

Para poder hacer esto necesitamos escuelas ágiles. Tenemos que cambiar el chip y empezar a pensar como el directivo ágil. Una mentalidad ágil implica una constante búsqueda de nuevas y mejores formas de hacer las cosas, un líder transformacional, que involucra a todos los actores. También necesitamos el coeficiente de adaptabilidad, como dice Natalie Fratto en su charla TED. Deberíamos preguntamos “qué pasaría si…” para empezar a pensar soluciones posibles desde distintas perspectivas.

Carol Dweck habla de la mentalidad de crecimiento y dice que implica perseverancia, saber que implica esfuerzo y que pequeños cambios irán generando impacto en todo el sistema; abrazar los desafíos, aceptar las críticas, desarrollar nuevas habilidades y reflexionar.

El líder de esta nueva era debe ser de pies descalzos. Empatizar implica ponernos en los zapatos del otro. Para eso primero tenemos que sacarlos los nuestros y así nos quitamos todos los prejuicios, los pre conceptos. Tengo que librarme de los preconceptos y sentarme con docentes, padres, alumnos para poder empatizar pero con los pies descalzos, desde el rol de la humildad, de sabermos vulnerables, como líderes auténticos, que piensan y experimentan de forma muy similar a nuestros docentes, padres, etc. Tenemos que reforzar el sentido de la brújula; redefinir quizás nuestro norte.

Debemos empezar a pensar en el por qué. Empecemos a buscar en las comunidades educativas por qué hacemos lo que hacemos en búsqueda de propósitos que verdaderamente nos emocionen y motiven, para encontrar ese por qué que enciende nuestra llama y resignifica nuestro trabajo diario.

También debemos pensar a nuestras escuelas como redes orquestadas. Por mucho tiempo pensamos a las escuelas como islas, de puertas cerradas, de manuales. Hoy sabemos que el manual queda obsoleto al día siguiente y que debemos trabajar con socios estratégicos: formar alianzas con nuestros docentes, padres, alumnos y empezar a abrir nuestras escuelas al contexto. Nos ayudó mucho de la escuela virtual nos podemos conectar con el mundo. Estamos todos conectados compartiendo. Debemos pensar así las escuelas, donde todos toquemos la misma sinfonía, donde estemos alineados hacia un mismo propósito y no alienados. Es fundamental el rol de la comunicación, un líder que comunica.

Por otro lado, cuando compartimos debemos ser transparentes. Cuando el líder es auténtico y se muestra tal cual es invitamos a nuestras comunidades a hacer lo mismo, a que quienes trabajan con nosotros puedan compartir. Debemos humanizar la propuesta. Estas habilidades del siglo 21 no son ni más ni menos que habilidades humanas, que compartimos mientras fortalecemos los vínculos con los demás.

Quiero pensar que desde ahora las escuelas generarán impacto. Debemos definir cómo queremos impactar dentro de la escuela. La fragilidad del mundo BANI se contrarresta con el conocimiento, con la resiliencia; la ansiedad con la empatía y con esta atención plena; la no linealidad necesita contexto y adaptabilidad, flexibilidad; y lo incomprensible demanda transparencia, comunicación e intuición. Me gustaría que esas pequeñas semillas se transformen en grandes bosques que generen impacto en el mundo porque cambiar el mundo empieza en la escuela, como dijo Rosan Bosch. Desde la escuela podemos genera un impacto que produzca grandes cambios a nivel social y económico en el futuro”, destacó la especialista en innovación educativa.

Luego fue el turno de Santiago Bulat, quien destacó que “hay que entender cuatro distintos segmentos: Estamos hablando con una institución educativa con factores específicos del sector pero no deja de ser una empresa que debe ser sostenible en el tiempo”.

Se refirió a la necesidad de tener “un diagnóstico integral del colegio, entender dónde estamos parados, quiénes van a pagar y cómo lo van a hacer. Luego pasamos a una estructura de costos, entender el manejo de caja que vamos a tener pudiendo hacer proyecciones. Debemos tener esquematizado que es una empresa que debemos hacer sustentable y tenemos que ser ágiles y entender el diagnóstico y la estructura de costos (los gastos fijos y los flexibles). El tercer punto es el planeamiento estratégico y desarrollo de planes de negocio y luego viene el control de gestión, que nos permitirá un seguimiento permanente de lo que está pasando en la compañía”, resumió el economista.

“Cuando uno habla de innovación en las compañías debemos entender que hay un punto de quiebre cuando no logran adaptarse a los cambios ni que lo hagan sus clientes. Debemos entender las nuevas tendencias, adoptar los modelos innovadores, incorporar tecnología y ése es el punto de quiebre cuando no logramos hacerlo de manera unificada.

Las personas tienen que estar en el centro de cualquier política. Cuando uno quiere pensar en hacer determinado cambio debemos entender si eso que estamos pensando es lo que la población a la que intentamos satisfacer está buscando.

Debemos tener un enfoque multidimensional, teniendo en cuenta a todos los actores. Tenemos que están de acuerdo en que cada una de las partes pueda aportar, que estemos basados en evidencia, y ser ágiles y hacer revisiones permanentes”, abrevió Bulat.

María Belén González Milbrandt es Licenciada en Ciencias de la Educación (UCA la Plata) y profesora en inglés (IES Olga Cossettini). Realizó programas de postgrado en áreas como Recursos Humanos, Marketing, Comunicación Estratégica y Gestión Creativa (Universidad Austral) y un programa de especialización en Liderazgo del Cambio en el contexto educativo  (Universidad de Harvard). Desde hace más de quince años dicta cursos de capacitación y especialización sobre innovación educativa para docentes y directivos y brinda workshops y seminarios sobre temas de gestión y liderazgo educativo en congresos nacionales e internacionales. Además, es coautora del libro “Un Giro Copernicano a la Educación” junto a Marcelo Rivera, director de Revista Colegio, y Fabian Provenzano. Es fundadora y directora de la consultora Becomers, la cual brinda asesoramiento, capacitación y programas de mentoreo para líderes de instituciones educativas.

Santiago Bulat es Lic. en Economía por la Universidad de Buenos Aires y Magister en finanzas UCEMA. Economista asociado a Invecq y economista principal de IDEA, columnista en La Nación y La Nación +.

Marcelo Rivera, director de Revista Colegio y moderador del encuentro, es Lic. en Comunicación Social con especialización en Periodismo, docente, Prof. de Educación Física, Coach Organizacional y Ontológico.


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