Revista Colegio

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‘Recuperar la pausa en el aula’, por Juan María Segura



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En el mes de noviembre se realizó la quinta edición del Congreso de Educación y Desarrollo Económico en el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires. Organizado por la Revista Colegio y CircusEdu, y convocados por la temática de los aprendices phigitals y los ecosistemas de aprendizaje, para muchos colegas significó la posibilidad de volver a reunirse de manera presencial. De gran reputación regional, este Congreso provee un espacio inigualable para debatir en forma multidisciplinaria de qué manera educación y empleo pueden coordinarse más armoniosamente de cara a un mundo complejo, interconectado, tecnificado y ubicuo.

El cierre del evento estuvo a cargo de Carl Honoré (Escocia), líder mundial del movimiento slow, y dejó mucha tela para cortar. Reconocido por tu trabajo iniciado en 2004 con la publicación de su primer elogio, el ‘Elogio a la Lentitud’, Honoré volvió a la carga con la necesidad imperiosa de reencontrarse con la pausa. Justo ahora, justo en un momento en donde la aceleración se apodera de nuestras agendas, aspiraciones y proyectos, justo cuando estamos a punto de convencernos de que la única manera de transitar la cultura digital es a toda velocidad, en todo momento. Con muy buenos argumentos, algunos de ellos de base científica, y vivencias extraídas de diferentes contextos culturales y organizacionales, Honoré nos invitó de una manera muy consistente a encontrarle el tiempo y ritmo justo a nuestras actividades.

Años después de la publicación del primer Elogio de Honoré, en 2008, el escritor especialista en tecnología Nicholas Carr publicó un persuasivo artículo alertando sobre el problema del exceso de la velocidad y la multi atención. Bajo el título de ‘¿Google nos está haciendo estúpidos?’, Carr alertaba sobre impactos negativos en las capacidades de reflexión, concentración y contemplación, y todo estaba relacionado al mismo argumento de Honoré, el exceso de velocidad, o la velocidad como precondición necesaria de todas nuestras actividades. El trabajo de Carr luego tomó forma más estructurada en su libro ‘Los superficiales’ (2010), permitiéndole plantear a él también la necesidad de estar en un sitio a la vez, de recuperar la capacidad de estar aquí, rehabilitando espacios y hábitos perdidos de profundización y enfoque.

Los trabajos de Honoré y Carr son de extraordinaria vigencia en este momento de la historia. El movimiento slow es mucho más que una moda que debemos abrazar. Es una filosofía de vida que nos debe devolver la mirada y acción al conocimiento y reconocimiento de nuestro cuerpo y biología. Nuestro bienestar y equilibrio individual, y en consecuencia nuestra capacidad cognitiva, deben volver a ser objetivos a los que dediquemos tiempo, pensamiento, investigación y acción, mucha acción. Necesitamos crear nuevas rutinas, debemos crearlas para reencontrar ese tiempo que nos haga más humanos.

El sistema escolar puede beneficiarse mucho con una pedagogía slow, pero esta aún debe ser desarrollada. Para un maestro o director de escuela, el movimiento slow aun es un conjunto de principios generales que, si bien poseen consistencia y corpus, carecen de acciones concretas para ser llevados a la práctica en un salón de clase. Por ejemplo, Honoré suele hacer referencia a una investigación implementada en una organización en donde, al establecer pausas de x cantidad de minutos durante algunas reuniones antes de tomar una decisión, el proceso decisorio de esas organizaciones se vuelve más virtuoso. La explicación de este resultado proviene de la verificación empírica del engrosamiento del córtex cerebral producto de la implementación de esas pausas, de ese nuevo diseño, que seguramente es contrario a la forma en cual habitualmente se discute y decide en las organizaciones.

Entonces, cuando debemos llevar el principio de la pausa en forma de diseño a una dinámica de aula, ¿qué se debe hacer? ¿En qué momento generar la pausa, para qué y por cuántos minutos? ¿Cómo diferenciar la pausa para pensar y reflexionar, de la pausa para jugar en el recreo? ¿Pausa y recreo son lo mismo? Muchas dudas y preguntas sobre un diseño que, si bien aún la pedagogía slow no puede clarificar, resultaría de sumo interés debatir. Tal vez el principio del aula invertida represente la punta del ovillo de ese debate, que aún no posee ni forma, ni pedagogía, ni evangelizadores claros. Tal vez metodologías como Accelium pueden significar un puente entre una forma de enseñanza y otra.

Como ocurrió en las ediciones anteriores, el Congreso de Educación y Desarrollo Económico dejó nuevamente mucho material para pedagogos, educadores y desvelados. Tarde o temprano, las semillas de las ideas y provocaciones de Honoré y del resto de los oradores encontrarán tierra fértil. Ya nos enteraremos.

Juan María Segura

CEO & cofounder at circusedu.com.ar

President & cofounder at educacion137.org

www.juanmariasegura.net


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