Revista Colegio

Las mejores propuestas educativas

“Retos de la crisis del Covid: una oportunidad histórica hacia la transformación educativa”



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Consultor y experto en gestión del cambio e innovación educativa, el catalán Xavier Aragay ha sido uno de los impulsores del proyecto Horizonte 2020 en las escuelas jesuitas de Cataluña. Su invalorable experiencia aporta momentos de reflexiones para encarar procesos de transformación educativa en la comunidad global.

“Para mí ha sido un honor acompañarlos en esta edición del Encuentro anual de COORDIEP. Espero que les sirva para inspirar algunas reflexiones que aporto ante los “Retos de la crisis del Covid : una oportunidad histórica hacia la transformación educativa”. Seguramente alguno se sorprenderá por el título luego de los meses extensos de confinamiento en la Argentina, con las escuelas en su mayoría cerradas, en fin, viviendo una situación incierta en la mayoría del ciclo escolar.


Hay décadas donde no parece pasar nada y semanas donde pasan muchas cosas muy importantes. Este ha sido uno de esos años. Nadie
estaba preparado para esta pandemia
. Nadie. Ni una película de Netflix hubiese sido tan exacta para narrar semejante parate del mundo. Todo tuvimos que repensar e improvisar.

En España hemos podido trabajar en la presencialidad desde el inicio del ciclo en septiembre último pero la realidad de la mayoría de las escuelas de Sudamérica ha sido distinta y no han podido trabajar con normalidad ni aún con los protocolos necesarios.

Hemos reaccionado con los recursos y la imaginación. Al principio nos obsesionaba el currículum y la normativa, pero podemos decir que la mayoría de las escuelas del mundo ha reaccionado. Estamos ante la mayor crisis de salud que nuestras generaciones han conocido, que provoca una crisis económica profunda y una crisis educativa muy importante. Pero comparto la idea de que las crisis realmente serias como ésta son a la vez una enorme oportunidad.


Quiero remarcarles la oportunidad que existe para la educación en la misma cresta de la ola de la crisis. No hay duda de que hemos aprendido mucho desde el mes de marzo de 2020 hasta ahora; en muchos aspectos han sido meses de aprendizajes. Hemos cambiado de época y pese a que estábamos desde hace 20 años en el siglo 21 nuestra inercia educativa nos hacía vivir en el siglo 20. El virus nos ha puesto plenamente en el siglo 21. Es evidente que todo se ha acelerado. Muchas cosas como el trabajo o la enseñanza remota ya existían. He tenido la oportunidad de dirigir la primera universidad virtual del mundo en 1995. Muchas cosas existían pero no eran vistas, aprobadas, comprobadas por todos. Los cambios se han acelerado.

No queda otra que acelerar el cambio educativo. Estamos entrando en lo que en mi opinión es un cambio muy profundo de la educación en el mundo. Es por eso necesario recordar que la educación ya estaba en crisis. El problema educativo no es el coronavirus, sino la brecha entre como transmitimos el conocimiento en la escuela y la vida que les toca vivir a nuestros alumnos. ¿Todos nos esforzábamos por transformar la educación? Creo que no y por eso afirmo que la crisis educativa era sistémica.


¿A qué se refiere cuando afirma que estábamos en una crisis sistémica
de la educación?


Me refiero a que la inercia de hacer siempre lo mismo era tan fuerte
que nos costaba cambiar.
Una crisis sistémica significa que una institución como la escuela, que creció en la segunda mitad del siglo 19, basada en un currículum enciclopedista, con trasmisión oral del
conocimiento certificada en exámenes, con un sistema de enseñar y aprender obsoleto creado para ese mundo “moderno” del siglo 19. La propia institución y el sistema de enseñar-aprender ya estaba en crisis y ahora debemos afrontar de una vez una transformación inevitable y profundamente necesaria.

Estamos ante la mayor transformación educativa del siglo, lógicamente si sabemos aprovechar la oportunidad…

Podríamos vivir esta situación desde la queja y aguantar la tormenta hasta que pase y nos vacunemos todos y volvamos a marzo 2020, pero creo que ya no podremos volver a esa escuela tal como la conocimos. Por eso mi
propuesta es que se animen a liderar una transformación profunda.
Para eso es necesario ver este momento presente. Analizar el mapa y compartir la ruta: el coronavirus ha destrozado todos los mapas y las rutas que teníamos plateadas en todas las instituciones sólidas.

Si teníamos mapas y rutas trazadas hay que volver a construirlas, porque en el marco de la incertidumbre los diagnósticos y las rutas exitosas ya no lo serán porque han cambiado los retos. Uno de los desafíos de los lideres educativos será sin dudas establecer nuevas rutas que puedan inspirar a otras personas a transitar. Nos costaba innovar y de pronto el coronavirus nos sitúa en la enseñanza remota de emergencia, en un gran esfuerzo improvisado. No se pudo planificar y se actuó en modo “Cruz Roja” de emergencia. Se ha intentado hacer lo mejor posible las cosas, pero el aprendizaje remoto de calidad requiere habilidades e inversión.

Debemos mirar hacia la nueva enseñanza presencial y reconstruirla con diferentes cualidades porque requiere una transformación profunda.

No pasa por los protocolos sanitarios, eso será evidente, pero mas importante es cómo avanzar con mi proyecto educativo institucional, ¿dónde quiero estar con mis equipos docentes y mis alumnos en dos o tres años? Eso será lo verdaderamente importante y para eso hay que “parar la pelota” y preguntarnos profundamente ¿hacia dónde queremos ir?¿Dónde estoy cómo docente, cómo directivo? ¿Qué me exige el momento que estamos viviendo? ¿Tengo las habilidades necesarias? Estas preguntas poderosas son anteriores a todas las respuestas y requieren tiempo de reflexión. Entiendo a quienes dicen no tener tiempo, porque vivo en el mismo mundo, pero hay que robarle tiempo a la urgencia. Es más importante tener un plan, planificar la estrategia y llevarla a la acción.

No hay que olvidarse de que para revertir la situación hay que reireimaginar la educación y reinventar la escuela. Todo nuestro esfuerzo debe estar en cambiar la mirada y poner a las personas en el centro, en el perfil del egresado.



La educación debe centrarse en el perfil del egresado, no en sus
resultados o en el currículum. ¿Qué perfil de persona quiero que egrese de mi centro educativo? Lo que más ayudará a los alumnos en el mundo que les tocará vivir son los elementos que componen el perfil del egresado: una persona creativa, flexible, crítica, colaborativa, global y multilingüe, que pueda consolidar su proyecto vital.
La educación deberá enfocarse cada vez más en estos elementos y para eso deberemos cambiar nosotros como docentes. No podemos enseñar para el mundo que hemos vivido los adultos. La educación estará mediada con la tecnología y debemos repensar nuestra relación con ella, no puede ir por delante ni por detrás sino acompañarlo.

Nuestro futuro no será tener escuelas virtuales, sino con una enseñanza presencial flexible y significativa para los alumnos.

Entramos en una nueva década que significará un cambio prodigioso hacia 2030. No tengo dudas de que será transformadora. La emergencia de la inteligencia artificial, la big data; la significación de la globalización aceleran los cambios, el coronavirus solamente lo dejó en evidencia. Necesitamos por eso organizaciones educativas más flexibles, con capacidad anticipatoria, con habilidades para afrontar las crisis, porque no será la última. Y somos capaces.

Es evidente que 2021 será un año de transición, pero hay que pensar que debemos iniciar ese camino de transformación para que el próximo año no sea perdido, no vayamos a remolque de los protocolos, hagamos el comienzo de identificar y consensuar el comienzo de la transformación educativa.

Autor del libro “Reimaginando la educación” (Paidós 2017),
Aragay es consultor y speaker internacional, director en Reimagine
Education Lab, con más de 25 años de experiencia en liderazgo
y gestión del cambio e innovación educativa. Inspirador, líder y
ejecutor del Horitzó 2020 en la Fundació Jesuïtes Educació.


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