FACUNDO MANES
Para el reconocido neurólogo y neurocientífico Facundo Manes, “el rol del docente hoy no es saber todo y transmitir información sino inspirar, motivar, ser un ejemplo, y ayudar a crear conocimiento a partir de la información disponible. Eso no lo hace ninguna computadora y por eso los docentes son irremplazables”.
Por Carolina Stapcinskas
Agradecimiento: INECO Temperley
“Para mí la educación no es un eslogan, no es una frase linda, la educación es lo que cambió mi vida”. Con estas palabras suele comenzar sus charlas y entrevistas el neurocientífico Facundo Manes. Y no es un detalle menor ya que para este reconocido neurólogo la educación es uno de los componentes del conocimiento que debería impulsar el desarrollo de la Argentina.
“La mejor herramienta que tuve en mi vida para perseguir mis sueños fue la educación pública argentina. La educación me permitió lograr la autoestima para ir por lo que yo soñaba, fue la mayor arma que tuve para tener una voz en la mi área de la ciencia a nivel internacional, para conocer el mundo, para tener hoy una voz en mi sociedad. La educación nos hace más libres. Nos da más oportunidades”, enfatiza Manes.
Revista Colegio tuvo la oportunidad de asistir a la ponencia que realizó el fundador y presidente honorario de Fundación INECO en el XI Foro de Calidad y Equidad Educativa de Educar 2050, el pasado 9 de octubre en el Teatro Metropolitan SURA. Allí, frente a más de 400 personas, el Dr. Manes habló de la necesidad de que Argentina tome el desafío de “poner el conocimiento como política de Estado”.
Además, el 10 de octubre asistimos a la presentación de su último libro Decir presente, hacer futuro que Manes realizó en las instalaciones del Club Atlético Temperley. Allí, frente a un multitudinario auditorio, anunció además que la Sede INECO Temperley inaugurará un centro de rehabilitación neurológica de nivel internacional.
En esta nota repasamos los pensamientos más destacados del neurólogo y neurocientífico argentino, reconocido también por su vocación en la divulgación de la ciencia y el conocimiento.
Cambio de paradigma
El principal desafío que tenemos en Argentina es poner el conocimiento como prioridad.
Necesitamos un proyecto de país para 50 millones. Hoy el motor de la economía global es la innovación permanente. La economía argentina en gran parte se basa en exportaciones de productos primarios o sus derivados en un mundo donde la economía global es la innovación, la capacidad de generar conocimiento y aprovecharlo.
Lo que yo quiero, mi vocación, es que Argentina se desarrolle. Creo que esta Revolución del Conocimiento tiene que venir de abajo para arriba. Por eso recorro la Argentina, trato de comentar esto para que muchos tomemos la posta. Como pasó con la democracia, que no salió de un dirigente que dijo “vamos a tener democracia” y todos lo seguimos, fue al revés.
En 1978, por ejemplo, muchos morían por la democracia, muchos se exiliaban externa o internamente, pero la mayoría miraba el mundial, no exigía democracia. Sin embargo, cuatro años más tarde toda la sociedad argentina exigía democracia: ricos, pobres, radicales, peronistas, trabajadores, desocupados. En cuatro años hubo un cambio de paradigma, un clima de época. Hoy estamos en el ‘78 del conocimiento. Espero que en unos años la sociedad pida esto, es la sociedad la que va a tener que presionar para lograr esta revolución.
Necesitamos hacer algo que nunca hicimos, por eso soy optimista, porque aún no intentamos el tratamiento adecuado. Argentina nunca en su historia invirtió lo suficiente en investigación y desarrollo como para que eso impacte en el PBI. Tenemos que pensar para cincuenta millones de argentinos porque si no lo hacemos cada sector tira para su lado, los científicos, la salud, los gremios, los empresarios, la educación. Tenemos que pensar en el bien común.
Argentina debe invertir más y mejor en investigación y desarrollo. Hoy invertimos menos del 0.5% del PBI. Esto no se puede hacer de un día para el otro, pero hay que ir en ese camino.
Un problema más profundo
Si queremos un país basado en el conocimiento tenemos que tener ciencia, tecnología, innovación pero también educación, nutrición, salud.
Hoy la mitad de los chicos en Argentina viven en la pobreza. Vivir en la pobreza genera un estrés mental que impacta en el aprendizaje. Muchos de nuestros chicos crecen en condiciones sanitarias y habitacionales precarias, expuestos a ambientes peligrosos para su bienestar físico y mental. Para poder alcanzar su máximo potencial, el cerebro necesita crecer en un entorno en el que no solo estén satisfechas las necesidades nutricionales y materiales, sino también las cognitivas y socioemocionales. De otra forma, su crecimiento, capacidad de aprendizaje y estado de salud general se ven comprometidos. Si no partimos todos del mismo escalón, si no tenemos todos las mismas oportunidades, la meritocracia es una mentira cruel.
La revolución educativa, la decisión clara de invertir en educación, es clave para el desarrollo del país. Pero para que la educación sea exitosa, necesitamos personas bien nutridas, sanas, creciendo en ambientes saludables y con posibilidades de proyectar un futuro de movilidad social ascendente gracias a la educación.
Es un tema también global que no se entiende solamente desde el área educativa, se entiende desde el proyecto del conocimiento. ¿Queremos tener un país basado en el conocimiento para desarrollarnos o no? Esa es la discusión en mi opinión.
La necesidad de una nueva Ley 1420
Cuando yo tenía 7 años pensaba que en Argentina si uno era honesto, trabajaba y estudiaba, a uno le iba a ir bien. Pero eso desapareció. Hoy la educación no “garpa” porque no tenemos un proyecto de país basado en el conocimiento. Hay estudios que afirman que solamente un 5% de los argentinos piensa que la educación es sinónimo de movilidad social. La mayoría piensa que acá en Argentina se logra el éxito por la herencia, la corrupción y el acomodo.
Tenemos que volver a ese país donde la movilidad social gracias a la educación era posible. Y para eso hay que tener un país que tenga un proyecto basado en el desarrollo, en el conocimiento, necesitamos un clima de época, un paradigma superador cómo fue la democracia.
Y tenemos otros ejemplos en nuestra historia: la Ley de Educación 1420 fue un proyecto de país. En 1869 en Argentina había un 78% de analfabetos y unos patriotas pensaron en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones, e hicieron un sistema de educación pública, gratuita, de calidad, igualitaria. Y en 1947 Argentina tenía menos analfabetos que Italia y España, pasamos de casi 80% al 13% de analfabetos en el país. Hoy necesitamos una nueva 1420 que nos una como país.
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