El Doctor en Filosofía de la Educación, profesor y referente internacional Nicholas Burbules, abordó las estrategias para la escuela que se viene tras la pandemia en una charla online con la consultora de innovación educativa Learning Team, de la que participó Revista Colegio. Resaltó que “debemos rediseñar los espacios de aprendizaje” y consideró que, además de una modalidad mixta o híbrida, mientras que “el rol del docente como autoridad magna dentro del aula se irá modificando”.
- Los docentes que no estaban familiarizados con la tecnología hicieron una inmersión en entornos virtuales, en el uso de herramientas para grabar videos. El primer recurso fue ir a lo conocido. ¿Cómo ve usted el escenario post pandemia en educación? ¿Nos encaminamos hacia un cambio real?
“Nos enfrentamos con un problema a corto plazo debido a esta pandemia y nos obliga a estar en una situación de transición. No debemos pensar a la tecnología como una sustitución de la docencia sino como una oportunidad para repensar las estrategias de enseñanza. Lo más importante de las nuevas tecnologías es la oportunidad que nos dan para repensar nuestras estrategias.
Voy a remarcar dos puntos sobre la nueva normalidad que tendríamos tras la pandemia y de las formas en que podríamos utilizar estas tecnologías. El primero es que es altamente probable que empecemos a ver una modalidad mixta o híbrida (aula invertida). Lo que nos traería es poder encontrar qué es lo que se puede hacer mejor en forma presencial y qué se puede hacer mejor con el uso de las tecnologías. Lo que hay es una interconexión entre ambas modalidades y que las nuevas tecnologías complementan y ayudan a crear otros espacios de aprendizaje sin reemplazo de uno por el otro.
Por otro lado, lo que quiero mirar en detalle es el rediseño de los espacios de aprendizaje. Habrá un aumento de los abordajes de aprendizaje basado en enseñanza-aprendizaje y preguntas. Luego habrá también un aumento de la comunicación de los estudiantes en el aula y este rol del docente como autoridad magna dentro del aula se va a ir modificando. Creo que tenemos que superar esta forma de pensar. El docente juega un papel esencial en la enseñanza a través de la tecnología, en línea, pero ya no es la fuente de autoridad suprema en el aula.
El último punto es que los docentes tienen que dejar de sentir que controlan todo, sobre todo en quienes ejercen desde hace mucho. Hay muchos que no se sienten cómodos porque ven la tapa de la laptop abierta pero no lo que el estudiante tiene en la pantalla. Hay que aprender a aprovechar las nuevas tecnologías y perder un poco el control. En estos entornos queremos generar la oportunidad para que los estudiantes aprendan, se sientan motivados y pongan el foco en aprender”.
- Una de las dificultades que mayoritariamente fueron fuertes a la hora de trabajar con tecnologías en este escenario fue que todos sientan seguridad respecto a sus competencias digitales… ¿Es probable un escenario de innovación en la escuela sin pensar en la formación docente, un cambio en el nivel superior?
“Creo que es una de las preguntas más difíciles para nosotros como educadores. Este es uno de mis principios: la formación de los docentes tiene que ser similar a las escuelas que queremos. Es un error pensar solo en el contenido tener en cuenta la forma en la que se imparten estos contenidos. Yo escribí mucho sobre la enseñanza tácita y esto tiene la idea de que lo que se transmite no es solo lo explícito en los contenidos sino también la manera en la que se transmite. Sabemos que enseñamos según cómo se nos enseñó a nosotros. Para poder modificar la escuela hay que modificar la manera de enseñarles a los docentes. Esta es una situación muy difícil en las universidades, donde en general son muy conservadores y lentos para adoptar los cambios, pero son los que forman a los docentes. Está en nosotros repensar estas nuevas modalidades para poder enseñar de otra manera.
Hay dos componentes fundamentales: la formación inicial y el perfeccionamiento y desarrollo profesional, sobre todos de los docentes más experimentados. Este perfeccionamiento tiene que ser continuo, a lo largo de toda la vida. Pasa en todas las profesiones. Tiene que haber una actualización permanente”.
- Este cambio también será necesario para un actor tan importante como las familias que tuvieron que acompañar a los chicos en esta nueva forma de conectarse con sus docentes. Muchas veces demandan una enseñanza cuantitativa. ¿Cómo reconvertir esta mirada e invitar a las escuelas a que se sumen?
“En este contexto hay varias dificultades, en primer lugar, seguir enseñando como en las escuelas y que los padres tienen una noción anticuada de la enseñanza porque replican lo que recibieron en su propia escuela. En Argentina me han dicho que culturalmente hay una idea de que el docente es la autoridad y el centro del aula, pero con las nuevas tecnologías tenemos que pensar en correr ese eje del docente como fuente de autoridad del aula. Va a haber un cambio cultural y sobre todo en la relación entre los docentes y los padres, que tienen que verse más como una asociación en la que se compartan objetivos. Hay que desarrollar un enfoque de educación a los padres para que se sientan más cómodos con la tecnología, para que puedan abordar más cómodamente esta asociación con los docentes, especialmente en los hogares donde la tecnología no llegó tanto, para aprovechar esta ventaja. Una forma de repensar esto es pensar qué es la tarea, ya que puede ser una oportunidad para hacer un proyecto con miembros de la familia,y lograr que esos miembros también aprendan”.
- Una forma de acercar a estos estudiantes al mundo que les tocará enfrentar es no sólo poner al alcance de su mano la tecnología sino empezar por las prácticas innovadoras que son más importantes que la tecnología en sí misma.
“Yo enseño mucho y escribo mucho sobre la brecha digital. La inequidad es un enorme problema en todo el mundo. El acceso al wifi debería considerarse un acceso a un servicio público, pero la noción de acceso es más complicada de lo que creemos. El acceso técnico no es pleno o pragmáticamente completo. Es una condición necesaria pero no suficiente. Tener wifi no es suficiente; no da acceso pleno. Esto se logra con tiempo, conocimientos, con un entorno que ayude.
El otro punto es que la cantidad de acceso no es lo mismo que la calidad. Algunos estudiantes pueden usar la tecnología con más eficacia.
El tercer punto es preguntarse acceso a qué y para qué. Si se usa para ver deportes, pornografía o para hacer compras, por ejemplo, no me está dando una oportunidad educativa. Hay algunos accesos que desde el punto de vista educativos son contraproducentes. Lo que importa es cómo se usa ese acceso. Dar conectividad o regalar computadoras para que la gente compre más no traerá beneficios educativos. Hay que repensar a qué se da acceso y para qué se otorga ese acceso”.
- Esta experiencia de poder aprender en una multiplicidad de espacios físicos y virtuales es este concepto de aprendizaje ubicuo que tantas veces hemos leído. Quería saber qué cambios cree que provocará en la escuela en el concepto de aula y encuentro presencial tal como lo conocemos.
“El aprendizaje ubicuo es en cualquier momento, en cualquier lugar, pero aun así la escuela sigue siendo lo que todos los entornos del aprendizaje ubicuo tienen en común. Funciona como un ecualizador, igualador de oportunidades. Para las familias que viven en entornos más desprotegidos o en situaciones más complicadas, la escuela sigue teniendo ese rol centralizador y de dar iguales oportunidades de aprendizaje. ¿Qué pasa en la otra punta de esos rayos de la rueda? Esto nos lleva a pensar en otros espacios de aprendizaje que no son solo la escuela. También es importante repensar qué significa el hogar como entorno de aprendizaje y la tarea como una oportunidad de aprendizaje para toda la familia.
Otro punto importante tiene que ver con el cambio del estudiante. Yo hablé de aprender a aprender. Ser es aprender. Es parte de la vida, una actitud ante la vida. Es importante incorporarlo como una actitud de vida que continúa a lo largo de toda nuestra existencia.
Por último, si queremos crear estudiantes de toda la vida es muy importante repensar este aprender a aprender hoy en línea con las nuevas tecnologías. Significa aprovechar todas las oportunidades que nos brindan no solo en los entornos universitarios. Tiene que ser un objetivo fundamental de las escuelas crear estudiantes independientes para que aprendan a aprender a lo largo de toda su vida, que el aprendizaje no termina cuando se gradúan”.
- Esta experiencia debe dejarnos diferentes ante todas las cosas que aprendamos en la vida. ¿El escenario educativo va a ser bien distinto y las prácticas están a punto de cambiar?
“Lo que se está librando es una carrera. Está cambiando constantemente la forma de aprender de los jóvenes y no tenemos control de eso. Nosotros somos los que debemos cambiar viejos hábitos sobre qué significa ser docentes, como enseñar ciertas prácticas y ver si podremos cambiar con la suficiente rapidez para poder alcanzarlos.
Si bien no hay buenas noticias con respecto a la pandemia, podemos rescatar ciertos buenos aspectos con relación a la educación ya que nos forzó a cambiar viejos patrones y, por otro lado, la toma de conciencia de estas inequidades que existen en la sociedad. Tenemos que preguntarnos si van a ser estudiantes ubicuos, cómo podemos facilitarles ese acceso a la tecnología. Creo que se puede ver esto desde un punto de vista positivo, como una oportunidad de cambio y evolución. Yo mismo no soy el mismo docente que hace 20 años, sino mejor, distinto, y en parte gracias a la tecnología. Debemos ver la situación actual como un desafío y oportunidad, no como una carga sino como la posibilidad de renovar nuestro entusiasmo en la docencia a partir de estos abordajes”.
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